Tú y yo, invencibles

 ¡Hola, hola!

¿Cómo lleváis la semana? Yo estoy confinada, teletrabajando, no he dado positivo, pero mi familia así, así que he decidido autoconfinarme por el bien de la población jaja En fin, una semanita en casa, pero siempre puede ser peor, de hecho, gracias al cielo, los síntomas que le están dando a mis seres queridos son más bien leves. Seguro que muchos estamos en la misma situación, así que os mando mucha fuerza.

La reseña de hoy me ha costado escribirla, porque no me gusta hacer reseñas negativas, pero la vida a veces te pone en esta situación, no todo lo que leemos nos puede gustar. La anterior reseña que publiqué en el blog fue muy positiva, y está va a ser lo contrario, porque es una lectura de la que esperaba mucho y se me hizo bola por varias razones.

Nombre: Tú y yo, invencibles.

Autora: Alice Kellen.

Editorial: Planeta.

Páginas: 408.

Su amor es imperfecto, pero es su amor imperfecto Lucas es familiar, impulsivo y transparente. Juliette es fuerte, introspectiva y liberal. Él vive en Vallecas, trabaja en un taller de coches junto a su mejor amigo y por las tardes tocan en un grupo de música que marcará el curso de sus vidas para siempre. Ella ha crecido con su abuela en un barrio acomodado, pero sueña con ser independiente, volar alto y dejar huella en el corazón de alguien. Una noche de 1978, en pleno estallido de la movida madrileña, sus caminos se cruzan. Entonces surge la atracción, el deseo, el amor. Un amor radiactivo que lo arrolla todo a su paso mientras los dos se vuelven inseparables en un ambiente desenfrenado lleno de cambios, atrapados entre el éxito y el fracaso, la luz y la oscuridad, el perdón y el orgullo. Pero Lucas es imperfecto. Y Juliette guarda secretos. ¿Es eterna la pasión? ¿Se pueden olvidar la mentira y la traición sin que queden esquirlas? ¿Qué ocurre cuando dos meteoritos que prometieron ser invencibles colisionan?

Antes de empezar, os recuerdo que todo lo que vaya a decir es desde mi opinión. Si os apetece leer el libro, hacedlo, que igual os gusta, yo lo leí en una lectura conjunta de Oasis literario y a varias personas les gustó, a otras (entre las que me encuentro) no tanto. Sinceramente, es el libro de Alice Kellen que menos me ha gustado de los que llevo leídos, con diferencia, además. Es una autora que siempre me gusta por la forma que tiene de hacer especial lo cotidiano y de enamorarnos con sus historias, sus libros siempre son muy entretenidos y, calen más o menos, suele conseguir que sonriamos, empaticemos, reflexionemos y nos gusten sus personajes. Con este libro no me ha pasado eso, más bien lo contrario, así que esta reseña va a ser bastante negativa, aviso, porque me he llevado una decepción como una casa.

Con este libro me han pasado varias cosas, y a la vez no me ha pasado nada. Sé que lo que acabo de decir no tiene mucho sentido, pero intentaré explicarme. Hay varias razones por las que el libro no me ha gustado, pero, a la misma vez, no he sentido nada con él, ha pasado desapercibido en mi vida, salvo por algunas partes que me han hecho sufrir, no lo puedo negar.

" <<¿Alguna vez has tenido la sensación de ser un intruso en tu propia vida?>>, le pregunté al salir de l última consulta mientras me acompañaba a la parada del autobús. Y Lucas me contestó:<<siempre, desde que me levanto hasta que me acuesto; pero, sobre todo, cuando no te tengo alrededor>>."

En primer lugar, los personajes no me han dicho nada. Muy fríos, todos ellos, tanto los protagonistas como los secundarios. La única que está mejor desarrollada es Juliette, y a la que al menos yo he logrado entender algo, porque nos cuenta mucho sobre su carácter y su infancia. Ojo, que eso no quiere decir que comulgue con su forma de hacer las cosas, porque no hay por dónde salvar algunas de sus actuaciones. El caso es que Juliette desconfía de los hombres desde el inicio del libro, es una chica independiente, un tanto fría y muy firme, y no sabe muy bien qué hacer con su vida. Julie no me ha gustado, porque toma decisiones importantes ella sola, toma venganzas con las que he flipado, y para ella todo es normal. También tiene que soportar cosas indecibles, pero una cosa no quita la otra. Por otro lado, tenemos a Lucas, que guardadme una cría, de verdad. Qué personaje más insoportable. Sus capítulos eran repetitivos a más no poder y solo hablaba de lo mismo: el grupo, la noche y las drogas. Una y otra vez. Y de Julie, claro, diciendo que la quería, pero a la vez haciéndoselas pasar canutas. Y es que esto lo enlazo con el amor, amor que yo no veo que haya. Los protagonistas se conocen y ya se enamoran perdidamente, y yo no entendí nada, porque no vi ni un momento memorable entre ellos. Quizás solamente en el que ella le dice que le gustaría abrirlo para saber qué tiene dentro, momento que se nos recuerda unas cien veces, y es que claro, no tienen otro. Todo el tiempo que están juntos únicamente hay problemas, infelicidad, discusiones, desconfianza, mentiras, malos modos... Donde tu pareja te trate con condescendencia y se crea mejor a ti, ahí no es. Porque Lucas se las da de superior por no mentir, pero anda que... A veces una mentira no es tan grave como lo que tú haces, guapito, que te fastidias la vida, pero también la de los demás. Esperaba ver más amor, una de cal y otra de arena, para entender por qué sacrifican tanto por la relación, pero es que no lo he visto, ni sentido. Esperaba otra cosa, la autora podría habernos dado mucho, y más teniendo en cuenta las diferencias entre los personajes: Julie, la chica que parece que lo tiene todo, preciosa, con dinero, pero con una familia desestructurada, donde no ha recibido amor, salvo de sus abuelos; Lucas, un chico pobre, pero con una familia que lo adora. Tienen unos puntos de partida tan distintos, que se podría haber conseguido algo brillante. Pero, tristemente, solo quedó lo tóxico.

"Me encantaría abrirte el pecho par ver qué tienes dentro, Lucas".

Hablando de puntos de partida, el inicio del libro también se me hizo pesadito. Desde que conocemos a los protagonistas hasta que se conocen hay un trechito, y no es que sea muy entretenido. Vamos, que me estaba aburriendo lo mío y leía por inercia, solo con la esperanza de llegar al momento y enamorarme de verlos juntos, cosa que no pasó. El aburrimiento se fue alternando, más adelante, con la decepción y el sufrimiento. Lo único que destaco es que plasma bastante bien lo que es la adicción a las drogas y cómo te arruina la vida, cómo te acostumbras a algo que es un asco, absolutamente. Ya os digo que el problema no es que no me haya gustado el libro porque lo haya pasado mal con eso, en la bilogía Silvia, de Elísabet Benavent, hay de este tipo de escenas para dar y regalar, y es de mis libros favoritos. Y también se refleja bien lo que es estar en diferentes niveles de madurez. Hay partes del libro que sorprenden, sobre todo, decisiones de los personajes y algún suceso que coge de sorpresa, que intentan animar el asunto y consiguen mantener el interés un poco más, pero ya os digo que para mí no fue para tirar cohetes. De la ambientación, diré que me encantó pasear por las calles de Madrid en los albores de la democracia, esa parte estuvo muy bien. Sin embargo, creo que hay detalles que fueron un poco exagerados y quedaron fuera de lugar. Véase, por ejemplo, la normalidad con la que se trata que una chica se acueste con hombres, cuando en esa época lo de la virginidad era mucho más tabú, o que se hable de ir al psicólogo tan tranquilamente, cuando eso es algo que se ha normalizado ahora (gracias al cielito, ya era hora), pero antes no se decía o ni se iba porque se consideraba de locos. 

El desenlace de la historia tampoco me gustó, y es que no es el adecuado para lo que se nos cuenta, para lo que hacen los personajes, todo el dolor, el sacrificio, la evolución de los mismos... A veces hay que escuchar lo que nos dice una historia y esta, en mi opinión, pedía otro final.

En definitiva, no sé si ha sido el libro, o las expectativas que tenía puestas en él al ser obra de Alice Kellen, pero esta vez, me he llevado una soberana decepción. Espero pronto leer otra novela de la autora, para quitarme el mal sabor de boca.

¡Besos!