El arte de morir dos veces

¡Hola a todos!
Empezamos la semana con la reseña de un libro que me ha gustado mucho. Seguramente lo hayáis visto anunciado por algún blog, aquí os dejo mi opinión.

Nombre: El arte de morir dos veces.


Autor: Alonso Barán.


Editorial: Plan B


Páginas: 588.

¿Te matarías para aprovechar la vida? «Todo era incógnitas en torno a Alex White.» 

 Alex White es un gris empleado en una tienda de coches usados en Atlanta, Estados Unidos. Agobiado por las deudas y por sus empleadores, un día decide robarles una gran suma de dinero y luego marcharse a México y desaparecer, no sin antes fingir su propia muerte y hacerse con una identidad falsa. Pero el dinero no es de sus jefes sino de un ex militar llamado Solomon Schwartz, quien sale de inmediato tras su rastro, dejando un reguero de sangre a su paso. 

 Al mismo tiempo, a Moses y Becky Mitchell, marido y mujer y policías, el robo les obligará a emprender una persecución que los llevará, como a Alex y Schwartz, a atravesar carreteras, poblados y pantanos y enfrentarse a las más diversas situaciones (desde tornados hasta caníbales) y a una larga lista de personajes variopintos con los que entrarán en contacto durante su aventura. 

 El arte de morir dos veces te dejará con la sensación de haber leído una novela trepidante y genial.

Este libro llamó mi atención desde que salió y me alegro muchísimo de que me haya gustado tanto como esperaba. He disfrutado mucho leyendo El arte de morir dos veces, por varios motivos que os plantearé a lo largo de la entrada. 

En mi opinión, el bien que más corrompe a las personas es el dinero, lo que se ve reflejado en este libro totalmente. El dinero mueve el mundo, cada persona busca enriquecerse, algunos llegando a cometer actos muy cuestionables. Esto es lo que le pasa a Alex, nuestro protagonista,cuando le roba dinero a su jefe y finge su propia muerte. El problema es que ese dinero no es limpio, y hay gente sin escrúpulos tras él, por lo que con ese solo acto se ha complicado la vida, tanto la antigua como la nueva. 

Alex ha sido un protagonista que me ha gustado mucho, sobre todo porque cuando pienso en él, la línea que separa el bien del mal se ve desdibujada. Alex comete actos de los que debe arrepentirse, desencadena cosas horribles sin saberlo, pero en ningún momento lo he considerado mala persona, al menos no del todo. Al fin y al cabo, el pobre las ha pasado canutas, tanto antes del robo como después. Es de esas personas a las que la vida no les ha sonreído, precisamente. De hecho, me he compadecido bastante de él, porque las personas con las que se topan van de mal en peor, he flipado con algunas cosas, varios personajes están chalados o son más malos que Caín. Pensándolo bien, la única persona decente con la que se encuentra en su huida es Olga, la cual me resultó encantadora. 

Alex se verá sumido en una carrera a contrarreloj,  en la que el precio a pagar si pierdes es la vida misma. Además de tener que huir de un lado a otro, porque le pisan los talones, tanto un asesino como la policía, deberá enfrentarse a obstáculos que se volverán cada vez más espeluznantes. La parte que más me sorprendió, sin duda, fue la del matadero abandonado. En serio, me dio muy mal rollo, estaba agarrando el libro (bueno, la tablet, que lo he leído en formato digital) con fuerza, porque las escenas que nos contaban mantienen la tensión totalmente.

"Cada persona es una puerta a un nuevo universo. Hay que saber elegir con quién te juntas, porque sus alegrías serán tu felicidad y sus penas se convertirán en sus preocupaciones."

Otro personaje que me ha llamado mucho la atención ha sido Solomon, más que nada, por su falta de humanidad. De verdad, este hombre con cada acto que llevaba a cabo se ganaba mi aversión, es como una máquina de matar sin sentimientos, o peor, con sentimientos que le hacen disfrutar con el sufrimiento de las personas. Pensé que en algún momento se vería que tenía corazón, pero no, si lo tiene, es de piedra. Solomon despertó muchísimo mi interés y me habría gustado que nos descubrieran un poco más cómo llegó a forjar ese carácter y a la situación en la que se encuentra. Conocemos retazos de su pasado, pero no exactamente qué le llevo a ser quién es, o sea, un ser despreciable que solo desea matar.

Del resto de personajes, destaco a los polis, que son inteligentes, a la vez que adorables en sus momentos románticos, me ha gustado vivir la investigación desde su punto de vista, las teorías que tenían y el apodo que les ponían a los sospechosos.  De los personajes más secundarios, me quedo con  Gabin B, porque aunque aparece poco, me reí muchísimo con su intervención. Un poco de locura no viene nada mal en la lectura, me hizo mucha gracia lo del tornado y su reacción cuando se encuentra con Solomon. 

 Sin embargo, El arte de morir dos veces no es solo esto. Alonso Barán, entre toda esa acción, nos ofrece momentos de reflexión. A mí me hizo pensar en la vida, en especial. Para mí, un momento clave en la lectura fue cuando Solomon estaba con una chica en el coche y le pregunta que qué haría si fuera el último día de su vida, o más bien, el último momento. Ahí me quedé pensando porque, jolín, la chica no tenía ni idea de que estaba en el coche con un asesino sin escrúpulos, y a cualquiera puede pasarle eso. Nosotros no podemos elegir el día en el que nos morimos, esperamos una vida larga, pero, ¿y si finalmente no es así? Me hizo pensar mucho eso, al igual que las cosas que decía Olga sobre su viaje, o las creencias de cada personaje. El autor quiso darle un punto más profundo a la novela en ese sentido, y en mi opinión, acertó. Por otro lado, agradezco enormemente que en este libro no se nos quiera meter una relación amorosa que tenga poco sentido. No hay romance, al libro no le hace falta y es genial así, me alegro de que no sea como otros libros que no necesitan trama amorosa y nos la meten de manera forzada y poco creíble. 

En fin, solo me queda decir que es el primer libro que leo de Alonso Barán y os aseguro que no será el último. El autor me dijo que me lo iba a pasar bomba leyéndolo y tenía toda la razón. 

¡Muchísimas gracias al autor por el ejemplar!

¡Besotes!